jueves, 8 de noviembre de 2007

Soledad
De caracter fuerte con reservas, bien formada y linda. No pasa desapercibida. Si bien es rubia, ella cautiva también desde el intelecto.
No es partidaria de un futuro sino más bien se declara una activista de un presente sin proyección.
¿A donde va Soledad entonces? Hasta ahora pocos pudieron saberlo. Los que creían saber, siempre se sintieron engañados y desestimaron, al tiempo, sus creencias. Otros murieron misteriosamente al poco tiempo. Lo cierto que de su vida no hay certezas, sino más bien pistas que conducen a una idea de lo que podría ser aproximadamente.
Se dice que ella comparte sin gozar y que goza son compartir. Ella se declara solitaria pero con ciertos momentos de integración. Los suficientes como para hacerse ver y no llamar la atención.
Una vez declaró que ella busca sin encontrar, pero pocos le creyeron.
Ella sufre y no sabe por qué. Digamos, para no faltar a la verdad, que ella no hace mucho por saberlo.
Alguien, que dijo conocerla bien, mencionó que es la hija de una lágrima, como Cassandra, pero para nada lounge. Al poco tiempo, dicho supuesto conocedor de la verdad murió misteriosamente. Nunca nadie más volvió a preguntar.
Ella ama los ocasos. Esos atardeceres que transforman el horizonte en millones de paisajes distintos en esos últimos segundos del día hasta que oscurece.
Los amaneceres para ella no existen, salvo que se tenga que levantar temprano un día de invierno, cosa rara en su agenda, pero no por ello inexistente.
Según alguna revistas de esas que roban la privacidad de los famosos, afirmaron que tuvo (o tiene) una relación temporal con Armando -solo un personaje- pero sin pasar a mayores en el plano nupcial. Van por lugares distintos. Ellos son novios y algo se quieren. Visto de afuera, podría decirse que es algo fria la relación que los une, pero no lo suficiente como para juzgarla.
Ella vive quizás sin saberlo y vaga con inteligencia por esta vida sin rumbo.